Asoman números del tercer mundo en España

30.10.2014 12:09

Analizando estadísticas relativas a España, observamos ciertos datos que nos llaman la atención y parecen conducirnos a conclusiones más propias de la ciencia-ficción que de un escenario real del año 2014.

Los países pobres se caracterizan, entre otros rasgos, por la desigual distribución de su riqueza, hallándose ésta en manos de muy pocos. A menudo, este escenario no se parece en nada a la renta per cápita asignada a un país por las estadísticas oficiales.

Pues bien, el informe emitido hoy por OXFAM Intermón a escala mundial, incluye un inquietante capítulo dedicado a España que revela una pésima evolución económica y social del país durante la severa crisis que, según el Gobierno, ya ha finalizado.

Este estudio pone de manifiesto que el crecimiento de la riqueza de las primeras 20 fortunas del país equivale a la de 14 millones de personas en situación de extrema pobreza entre los años 2013 y 2014. Sin duda, el señor Montoro cuenta con una excelente información para La Hacienda Pública española.

Dos aspectos de este informe llaman poderosamente la atención: Que más de una cuarta parte del país esté en situación de extrema pobreza, y que la riqueza se halle en  manos de tan pocos.

También, esta semana, hemos conocido otros informes que revelan la incapacidad económica de no pocas familias españolas para adquirir libros de texto.

Por su parte, los informes que denuncian hambre, particularmente entre la población infantil, comienzan a ser un clásico en España.

Algunas generaciones no hubiéramos creído estos relatos años atrás.

La creciente acumulación de este tipo de informes, nos alerta sobre una clara disociación entre la percepción que el Gobierno tiene del momento económico del país y la situación real que padece un 30 por ciento de su población. Esto último parece consistente con una tasa de paro superior al 25 por ciento de la población activa.

Obviamente, las cifras están lejos de la visión de un Gobierno que ha volcado sus esfuerzos en poner en orden el lado financiero de la economía a la vez que ignoraba el pulso de la calle, más cercano a la economía real.

Tales argumentos nos obligan a cuestionar los resultados logrados, hasta ahora, por el Gobierno en relación con las metas que se fijó en materia de lo que, podríamos definir, de economía global.  

Nadie cabal ha puesto en duda la necesidad de abordar el saneamiento del sistema financiero. No obstante, graves errores de cálculo en el equilibrio de las políticas económicas, han llevado a un creciente empobrecimiento de la población que, probablemente, sobredimensiona el estatus actual del mismo sistema financiero español.

Esta situación, difícilmente perceptible por los poderes públicos si dan la espalda al latido de la calle, genera un horizonte social, económico y político cercado por la incertidumbre.

Habría que ir muchas décadas atrás para contemplar un escenario futuro tan lóbrego.