BOLSAS, BOLSISTAS Y BOLSEROS

10.12.2015 13:02

‘Si usted tiene algún dinero en la bolsa, asómese a la ventana y si ve pasar el viejo bus escolar, no se preocupe.., todo va bien’.

Era un eslogan que leí hace unos cuantos años en una de esas revistas que te cuentan desde cómo limpiar un lamparón de tu mejor camisa hasta la fórmula secreta para sacar el carné de conducir en solo dos días. Después de pasar más de 30 años leyendo informes de bolsa de las más prestigiosas casas de análisis, todavía no he visto ninguna recomendación mejor que la que acabo de reseñarles.

Para qué perder el tiempo escudriñando gráficas sobre la evolución del precio del petróleo, los conflictos geopolíticos de turno o las cuentas de resultados de las principales compañías si el viejo bus escolar nos da la clave de cómo va el mundo.

Una vez le pregunté a un bolsista por qué había bajado el Ibex casi un 5 por ciento después de haber mantenido una trayectoria alcista hasta pocos minutos antes del cierre del mercado. Me respondió que la culpa la tenía la globalización. Según parece, me dijo, el Ibex se había desplomado porque Wall Street había empezado el día con grandes pérdidas ante un aluvión de ventas generalizadas.

Ese mismo día, algunos medios especializados trataban de explicar el arranque fuertemente bajista de la Bolsa neoyorquina por la oleada de ventas que  provocaba la inminencia de la tercera guerra mundial ante la creciente tensión entre las dos Coreas. Otras noticias hacían mención a rumores que apuntaban a unos pésimos resultados de las principales compañías del Nasdaq, desatando un pánico incontenible entre los inversores.

Sin embargo, ese mismo día, todos los índices de la principal Bolsa del mundo acabaron con fuertes subidas.

Pasados unos meses, por puro azar, cayó entre mis manos uno de esos 'pasquines informativos' (no recuerdo cuál) que, entre noticia y noticia, reservan un pequeño espacio para algún relato de esos que solemos identificar como ‘curiosidades’.

“Pánico en Wall Street porque un gurú no vio pasar el viejo bus escolar desde la ventana de su casa”, rezaba la curiosidad del día.

Según la nota, aterrado por la ausencia del viejo bus escolar, el gurú llamó inmediatamente a su agente bursátil para ordenar la venta de todas las acciones que poseía, provocando pánico en el mercado y desencadenando una oleada de ventas como no se recordaba desde 1929.

Pero antes de que acabase el día, a nuestro mega accionista se le ocurrió ponerse en contacto con la empresa propietaria del viejo bus escolar para preguntar si se sabía de algún motivo que hubiera impedido al vehículo hacer su trayecto habitual aquella mañana.

-         ¡Oh, sí señor: el bus pinchó y retrasó su horario habitual en más de treinta minutos!, le respondió el empleado de la empresa.

Así las cosas, el accionista se apresuró a llamar a su agente bursátil a pocos minutos del cierre de Wall Street para ordenar la compra inmediata de todas las acciones, que solo unas pocas horas antes había vendido, eso sí, a precios de saldo.

Al leer esto, me acordé de mi experto bolsista, de la globalización, de la tercera guerra mundial y de los miserables resultados empresariales.

Amigo bolsero, si tiene algún dinero en la bolsa, no pierda el tiempo leyendo los mejores informes del mercado ni las crónicas especializadas, asómese a la ventana de su casa y vea pasar el viejo bus escolar. Si no pasa, antes de vender espere, al menos, 30 minutos.