¿DE QUÉ DÉFICIT HABLAMOS?

11.03.2014 10:09

Antes de entrar en materia, el Perplejo Espectador quiere recordar a todas las víctimas de los atentados del 11 marzo de 2004 en el décimo aniversario del terrible holocausto que devastó la vida de millares de personas.Todavía hoy compartimos el inmenso dolor por  las 191 personas que, de la manera más atroz e inútil, fueron enmudecidas para siempre. Para los que lograron sobrevivir, todo nuestro cariño y solidaridad. A todos ellos, muestro más emocionado recuerdo. Aquel horroroso episodio reforzó nuestra firme convicción de que la violencia es intrínsecamente odiosa y nunca hallará razones ya que jamás encontrará justificación en ningún argumento.

¿DE QUÉ DÉFICIT HABLAMOS?
Un vez más, por estas fechas aproximadamente, nos hacemos las misma pregunta: ¿Habrá logrado el Gobierno cumplir con su mayor compromiso económico del año? ¿Habrá reducido el déficit público hasta el 6,5 por ciento del PIB?
Pues, un año más, la respuesta apunta a que no, a que probablemente no lo habrá logrado.
¿Debemos estremecernos por ello?, ¿debemos contener la respiración implorando que los mercados no desplieguen su particular venganza con terrible resultado para nuestra trémula prima de riesgo? Pues probablemente tampoco, los mercados no parecen dispuestos a arrasar nuestra frágil economía con tan despiadado armamento. Expertos en la materia aseguran que lo importante es mantener la tendencia y ésta apunta a la corrección. Quede claro, sin embargo, que sea cual fuere la cifra, no sería bueno corregirla al alza en el futuro.
Dicho esto, quizá convendría añadir que el Gobierno debería esforzarse más por dar un buen  ejemplo de gestión de los caudales públicos que tutela y que obtiene del sudor de todos  los ciudadanos, especialmente de todos aquellos que contribuyen con gran esfuerzo y sustraídos de la posibilidad de edulcorar los errores de su pequeña tesorería con un milagroso maquillaje.
Pero ya se sabe, el Estado, refugiado en su singular anonimato (recuerden la definición orteguiana, "El Estado somos todos y nadie") puede reinventarse constantemente amparado en su propia abstracción y sin ofrecer mayores explicaciones.
No obstante, en este punto nos encontramos con los rígidos esquemas sobre los que se asienta la Economía, aquellos que no admiten cosméticas ni entienden de atajos más o menos creativos.
Las tasa de paro es la que es, el consumo es el que es y la recaudación fiscal es la que es. En Economía, nada es gratuito y casual.
Hoy estamos persuadidos de que Bruselas y el Fondo Monetario Internacional equivocaron sus recetas, no tanto por la fórmula como por el timing. Ahora los errores de aquellos los pagan otros, y de qué manera.
Algunos se consuelan con el argumento de que los mercados continúan financiando al Estado. No gratis, desde luego. No obstante, ese privilegio también podría acabar si el Gobierno continúa equivocando sus cálculos en próximos ejercicios. Señores, ¿creen que en lo sucesivo podrían hacer mejor su trabajo en beneficio de todos?