ESPAÑA NO ERA DE RAJOY

25.05.2015 10:52

El mayor error del Partido Popular (PP) fue confundir votos con propiedad y probablemente su peor respuesta será disfrazar la derrota de estéril victoria. Las urnas han apostado por la regeneración política del país cuando la degradación parecía invadirlo todo sin más resistencia que el espanto.  

El PP ha sido desalojado de una amplia parte del poder que acumulaba, con particular incidencia allí donde más poder derrochó en muchos años de política inútil e indecente.

¿Dónde están ahora todas las mujeres del presidente? ¿A qué se dedicarán Aguirre, Barberá y Cospedal una vez despojadas de la fatua arrogancia del autoritarismo?

Pisotear derechos, devolver el país a las cavernas o devastar años de esfuerzo colectivo para salir del primitivismo nunca han sido buenas recetas para la salud de la democracia, pese al intento de vender tanto atropello como la única vía para salvar la prima riesgo.

Aunque Rajoy lo ignore, casi una cuarta parte de la población sigue hablando del paro y más de un tercio continúa sin dar señales de compartir la imprecisa recuperación económica. Mientras, el país entero anda sacudido por el terremoto de la corrupción.

¿Son estas las credenciales de la buena gobernabilidad, son estos los fundamentos en los que debe descansar la confianza de los ciudadanos?

Pero que nadie saque falsas conclusiones tras estas elecciones, deliberadamente o no. La irrupción de Podemos y Ciudadanos en el ámbito de la política nacional, no debe ser utilizado como un simple agregado aritmético para alcanzar el poder que negaron los votos.

Quienes han votado a Podemos probablemente poco tienen que ver con los que votaron al PSOE y, con toda certeza, algo parecido podría decirse de Ciudadanos y el PP.

Tengo la impresión de que este nuevo cuarteto no formará necesariamente unas buenas parejas de baile, como ya se ha revelado en Andalucía.

Probablemente, la irrupción de Podemos en el panorama político del país ha sido consecuencia de la incapacidad de la izquierda tradicional para dar respuesta a los anhelos de su habitual electorado. De igual manera, el exitoso salto de Ciudadanos al ruedo de la política nacional parece la respuesta lógica de una indisimulada frustración de parte del electorado conservador a la política desempeñada por el PP.

Pero lejos de ofrecerse a un burdo artificio numérico, el panorama político legado por los comicios del domingo más tiene que ver con una crítica intervención de neurocirugía de cuya precisión dependerá, sobre todo, la vida futura de los que ahora han suscitado mayor entusiasmo.