España sigue siendo diferente

18.03.2015 09:59

Seguro que alguno de ustedes recuerda aquel  slogan que durante dos décadas pululó por todos los rincones del país y que, importado desde la publicidad oficialista entre los años sesenta y principios de la transición, con la frase ‘Spain is diferent’, se pretendía enfatizar en las más genuinas peculiaridades patrias.

No se trataba de una simple descripción propagandística para atraer turismo. Era muncho más. Las mentes más preclaras del régimen se habían propuesto exaltar un amplio universo de cualidades nacionales que se extendían desde las singularidades morales de la vieja España (condensada en la “reserva espiritual de Occidente’) hasta el gozoso sabor de sus paellas, pasando por los dones naturales de su sol y de sus playas. Los toros, el flamenco y el ¡olé! fueron un invento redescubierto a medias por la más depurada tradición ibérica y la rudimentaria aportación ‘guiripollesca’.

¡Tantos años buscando El Dorado por los más arcanos recovecos de las Américas y resulta que lo teníamos de Pirineos para abajo! Siempre sospeché que Lope de Aguirre debería haber cambiado su vieja y oxidada brújula.

Pues resulta que algunos años después de esta casposa parafernalia, España continúa siendo diferente en el globalizado mundo de las finanzas.

¡Tanto González, tanto Aznar, tanto Zapatero y tanto Rajoy para volver al punto de partida o, más exactamente, para no haber salido de él!

Ahora, más de un analista se pregunta por qué el Ibex-35  se ha quedado rezagado con respecto al último rally de las principales plazas bursátiles europeas.

Un servidor - desde luego siempre circunspecto en esta materia – cree que los mercados financieros se han dado cuenta de que en los próximos meses se nos acumulan elecciones por los cuatro costados de nuestra geografía, en un clima enrarecido por hontanares de corrupción que han salpicado al mundo financiero. Quizá, ahí tenemos un argumento más o menos convincente – en el supuesto de que en el mundo de los mercados financieros existan argumentos convincentes – que explica las razones por las que los bancos y las eléctricas han lastrado la escalada del mercado bursátil español.

Desde la peculiar óptica del temeroso mundo inversor, los ‘desordenes’ hallados en determinadas entidades financieras españolas han arrojado una sombra de duda sobre el conjunto del sistema. Por otra parte, sobre el regulado sector eléctrico gravita sobremanera la incertidumbre electoral al emerger en el panorama político atípicas formaciones con posibilidades muy verosímiles de dinamitar el confortable gueto del bipartidismo. Sin duda, este es un factor que dificulta la visibilidad del sector.

El complejo e insondable mundo de los mercados financieros tiene sus propias razones que el hombre  común – casi todos – nunca alcanzaremos a comprender en toda su magnitud.

Y es que la corrupción, elevada al máximo exponente, tiene bastantes más inconvenientes que ventajas, sobre todo para los que no la practican.

Una vez, me dijo un amigo extranjero - los extranjeros siempre saben más de estas cosas que los aborígenes -  que la corrupción no es patrimonio de ningún país en particular, aunque aquí nos pasábamos un par de pueblos.

Pero, tal vez, si los que gustan de meter la cuchara en plato ajeno fueran más comedidos, España ya no sería diferente. A lo hecho, pecho.