Hoy toca corrupción

08.01.2014 09:12

 

Si os acordáis, el Perplejo Espectador terminó su artículo de
la semana pasada con una alusión a los ornamentos inútiles, a esos que como la botella
exhibida en alguna vitrina doméstica, exhala un cierto olor a rancio. Por
muchos años que pasen, la puerilidad de lo inútil nunca tornará en trascendente,
pero ahí sigue.

Pues bien, con la corrupción parece suceder algo semejante. Los años pasan, algunas gentes se renuevan en el poder o cerca de él y uno tiene la sensación de que la corrupción pulula por doquier, como perpetua maldición.

¿Hay más corruptos o se informa más de la corrupción?, se pregunta uno inevitablemente al socaire del cotidiano titular.

No se sabe, pero más le valiera a uno ponerse el cartel a la espalda de “yo no soy corrupto”que esforzarse por no parecerlo y, sobre todo, por no serlo.
“¡Aquí todo el mundo es corrupto hasta que se demuestre lo

contrario!”, que diría nuestro renacido Torquemada.

Tanta es la corrupción que uno llega a pensar que quien no la practica es porque no puede.
- ¿Es usted un corrupto?
- No, no tengo el placer.
- Entonces, es usted un perfecto paria.

- Tiene usted razón, pero voy con la cabeza bien alta.

- ¿Y eso a cuánto se paga?

No vamos a hacer aquí un panegírico sobre nada y mucho menos sobre la corrupción, pero es cierto que entre los ciudadanos se observa – a poco que sea usted observador – un cierto hartazgo sobre los péndulos que, con tenaz puntualidad, nos recuerdan que ahora toca vivir en la era de la corrupción y mañana Dios dirá.

Mientras, el parado de larga duración o el enfermo que tiene que pagarse parte de su tratamiento – algunos de duración vitalicia – contemplan impotentes como su suerte está echada a la vez que oyen estupefactos que este año España está mejor que el pasado y que el siguiente estará mejor que este. La sangre que ha corrido se tira por el desaguadero y aquí paz y después gloria.

- ¡Hombre señor espectador! ¿qué tienen que ver los higos con las pasas?

- Probablemente nada, pero, por algún extraño motivo, me he sentido en la obligación de compartir esta insustancial reflexión.

Una pregunta.., en España - que ahora parece ir mejor - ¿tenemos más corruptos o más parados?
- No se meta en charcos, señor espectador.