La banca española, de las más beneficiadas por la normalización de la política monetaria

03.04.2018 20:05

La política monetaria extraordinariamente expansiva de los últimos años se ha convertido en una de las grandes palancas para la recuperación económica de la zona euro y la estabilidad financiera. Qué impacto tendrá la normalización de esta política en el sector financiero y la economía es una de las grandes cuestiones en el contexto actual. La banca española debería ser de las más beneficiadas por el elevado peso de los créditos a tipo variable y de los depósitos minoristas, entre otros factores, según un artículo incluido en el último número de Papeles de Economía Española'El negocio bancario tras las expansiones cuantitativas'. La publicación de Funcas analiza el panorama económico e institucional surgido a raíz de la aplicación de políticas monetarias expansivas e intenta perfilar el nuevo paradigma bancario.

Entre otras cuestiones, la revista aborda el cambio en el modelo de negocio a medida que la expansión cuantitativa vaya perdiendo importancia. Santiago Carbó y Francisco Rodríguez observan un avance, aunque desigual, hacia un modelo más digital, con menos oficinas y con mayor eficiencia. Además, el cambio está impulsado tanto por las exigencias de la crisis como por una transformación progresiva en las preferencias tecnológicas de la demanda, por lo que los autores plantean la posibilidad de que se desarrolle un nuevo ecosistema bancario en España con un componente digital, que podría denominarse "banca digital relacional". El análisis de los datos para España de la transformación de negocio y los determinantes de la rentabilidad bancaria en la Eurozona en el período 2008-2016 revela que tanto la regulación como el entorno monetario tuvieron un impacto negativo en la rentabilidad bancaria, mientras que la tendencia progresiva hacia la banca online tiene un efecto positivo.

Santiago Fernández de Lis y Ana Rubio subrayan que el impacto de la retirada de los estímulos sobre los sistemas bancarios nacionales será muy diverso. En particular, las entidades con un mayor peso de créditos a tipo variable, más depósitos minoristas, con una financiación menos dependiente de la de su soberano y con unas menores tenencias de deuda pública serán las más beneficiadas. Bajo estas premisas, España debería ser uno de los países cuyos bancos mejoraran más su rentabilidad, pero sin esperar que los mercados vuelvan a su estado pre-crisis. Aunque es cierto que la subida de tipos implicaría un mayor pago de intereses para empresas y particulares, el crecimiento de la economía y el empleo, junto al progresivo desapalancamiento del sector privado, tenderán a contrarrestar este efecto.

Las relaciones entre política monetaria y bancos en el futuro tendrán que regirse por un nuevo paradigma. Los bancos centrales jugarán un papel más destacado en la intermediación de los flujos interbancarios no colateralizados. A su vez, la experiencia acumulada a tipos de interés negativos debe traducirse en las estrategias y el modelo de negocio de los bancos sin perder de vista los retos que impone la reforma hacia una regulación más exigente o la banca digital.

Entorno económico

Óscar Arce y Ana del Río muestran cómo la política del Banco Central Europeo (BCE) se ha traducido en la relajación de las condiciones financieras con caídas de las primas de riesgo y el abaratamiento de la financiación a empresas y hogares. Además, destacan el efecto sobre el crecimiento, apuntando que la política monetaria explica en torno al 50% del crecimiento nominal del PIB en la zona euro entre 2015 y 2017. Los autores también concluyen que la evidencia disponible no revela un impacto negativo de dichas políticas monetarias sobre la rentabilidad de la banca teniendo en cuenta los efectos positivos sobre la actividad económica, la demanda de nueva financiación y la calidad de las carteras crediticias. En todo caso, apuntan a que el nuevo marco regulatorio y el mayor nivel de competencia requerirán una profunda adaptación del sector bancario.

José Ramón Díez Guijarro abunda en la idea de cómo los cambios en política monetaria han permitido impulsar y sostener la recuperación de las economías y estabilizar los sistemas financieros en un tiempo razonable, conteniendo los peores efectos de la crisis.

En su opinión, hay razones prácticas que aconsejan empezar la normalización cuanto antes. La primera es poner coto a las distorsiones que se están produciendo en diferentes partes de la economía, como la sobrevaloración de activos, las subidas en los precios de la vivienda en algunos mercados acompañadas de la aceleración del crecimiento del crédito o el aumento de la deuda global.

 

En cuanto a otra de las distorsiones que preocupa, la presión sobre la rentabilidad bancaria, el artículo apunta que los bancos son llamados a realizar ajustes para aumentar su resistencia. Entre los más urgentes, la gestión de los volúmenes de dudosos todavía de unos 900.000 millones de euros, profundizar en la diversificación de ingresos, aumentar la eficiencia con las nuevas tecnologías digitales y fusiones que permitan aprovechar las economías de escala a nivel nacional y europeo.

Para Díez Guijarro, los tipos de interés oficiales podrían comenzar a subir en el segundo trimestre de 2019. Respecto al nivel al que debería tender el tipo de referencia del BCE para normalizar las condiciones monetarias en la zona euro, el autor considera que el tipo neutral, en términos nominales, podría situarse en torno al 1%.

Situación de los bancos y tipos de interés

El artículo de Vanessa Llorens y Alfredo Martín abordan el impacto de la productividad bancaria sobre la evolución de los tipos de interés y la salida de entidades del sector bancario español durante 2007-2015. Los autores explican que la productividad bancaria en España creció un 2% en ese periodo. Los resultados indican que en un contexto de bajos tipos de interés, las entidades no necesariamente están abocadas a una reducción en el margen de intermediación. Compensan el bajo nivel de la rentabilidad en la actividad de depósitos con mayores diferenciales del tipo de préstamos con respecto del interbancario y con comisiones por servicios de pago asociados a los depósitos. Asimismo, las entidades más productivas podrían haber aprovechado la reestructuración bancaria para llevar a cabo una estrategia de expansión a través de la adquisición de entidades menos productivas.

 

Los principales retos y riesgos a los que se enfrentan las autoridades monetarias de Estados Unidos y Europa centran el artículo de Oriol Aspachs. El autor afirma que el ciclo de recuperación no está tan avanzado en la zona euro como en Estados Unidos por lo que considera razonable que el BCE mantenga el tono expansivo de la política monetaria, pero preparando un cambio gradual. Señala, además, como riesgos para ambas economías el elevado volumen de deuda a nivel global, los riesgos de conflictos geopolíticos y auge de políticas proteccionistas, la elevada incertidumbre que rodea las previsiones de inflación y el grado de saturación del mercado de trabajo.

El artículo de Paula Cruz-García, Juan Fernández de Guevara y Joaquín Maudos analiza el efecto de los tipos de interés y la pendiente de la curva de tipos sobre el margen de intermediación bancario. Los autores demuestran que una subida de los tipos de interés de corto plazo y un aumento de la pendiente de la curva de tipos tienen un efecto positivo sobre el margen con el que intermedian los bancos. En el ejercicio de simulación planteado, un alza de 100 puntos básicos del tipo de interés a tres meses, supondría un aumento del margen de intermediación de la banca de la eurozona de 5 puntos básicos. La conclusión es que la normalización de la política acomodaticia del BCE ayudaría a la necesaria recuperación de la rentabilidad de la banca europea.

 

 

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