LA LECCIÓN DE LUIS DE GUINDOS

30.01.2015 12:14

Hace mucho tiempo que echábamos de menos un gesto de solidaridad por parte de algún representante del Gobierno con aquellos que la crisis económica ha arrojado a la cuneta y ya no tendrán la oportunidad de disfrutar de las ventajas que brinde la recuperación económica, cuando llegue.

Y ese gesto ha procedido del ministro Luis de Guindos, aquel cuya responsabilidad política consiste precisamente en mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos desde su más sustantivo componente: la Economía.

Según Guindos, la crisis terminará cuando la tasa de paro baje 10 ó 12 puntos desde su nivel actual lo que, en un país asolado por su devastador desempleo, es como reconocer que España está en el kilómetro cero de su viaje hacia la auténtica recuperación.

Haciendo abstracción de las estadística del mercado laboral español - las que colocan al país lejos de una reactivación económica sostenible - este reconocimiento del titular de Economía implica, cuando menos, dos aspectos que desde aquí me siento obligado a saludar dada mi contumacia crítica con las políticas llevadas a cabo por este Gobierno.  

En primer término, este reconocimiento sitúa a Guindos a una altura moral superior a la de otros colegas suyos en el Gobierno, cuyas identidades resulta innecesario desglosar porque están en la mente de todos y, desde luego, incluye al presidente Mariano Rajoy.

En segundo lugar, ese 25 por ciento de parados que hasta ahora parecía no merecer un hueco en la memoria del Gobierno, se ha hecho visible desde su fantasmagórica condición. El país ya sabe de su existencia y es posible que, a partir de ahora, hasta pueda acceder al mercado laboral.

Con el reconocimiento de su inasumible magnitud, Guindos también ha puesto la primera piedra para afrontar con seriedad el pesado lastre que representa la desocupación para la salubridad futura de la economía española. Lástima que, de por medio, hayan tenido que transcurrir tres años y una dañina Reforma Laboral.

Finalmente, tampoco podemos pasar por alto lo que parece un gesto de honradez política por parte del ministro de Economía al admitir la gravedad del problema del desempleo en España, en un momento especialmente sensible para la política del país por la turbulencia electoral que se avecina en el corto horizonte de los próximos 10 meses.      

El ministro de Economía ha dado una lección de honestidad humana y política al Gobierno del que forma parte y ahora solo cabe esperar que el peso del más decadente e inútil espíritu de la ‘curia Popular’ no caiga sobre la cabeza de Luis de Guindos.