Un filósofo alemán de pensamiento complejo, ya cercano a su muerte, dejó constancia de que si la vida era como la que él había vivido, entonces quería repetir: "¿Era esto la vida? ¡Bueno, venga otra vez!", que dicen que dijo Nietzsche.
Pese a la larga vida que don Friedrich quiso procurarse, quizá podría ser más corta que la augurada por Draghi para los bajos tipos de interés en Europa.
Demasiadas incógnitas para el crecimiento en este viejo continente que parece dar rienda suelta a todos sus temores en agosto.
Y por encima de todos los motivos de preocupación, ahí permanece perenne el conflicto de Ucrania. Desde enero, al inaugurar este Catalejo un servidor, ya comencé a escribir sobre las andanzas de estos señores del Este.
Pero que nadie se preocupe. Los mercados están en las expertas manos de don Mario, un italiano que en peores plazas ha toreado. El mismo que acabó con una crisis que durante mucho tiempo amenazó con dinamitar el euro. ¿Había algo peor?
Toda una política monetaria al servicio de una de las economías más grandes del mundo que, además, también sabe hacer un guiño a los mercados cuando éstos lo necesitan. No siempre fue así, cuando otros eran los inquilinos del Banco Central Europeo ¿Recuerdan?
FIN
