Las divergencias entre países de la eurozona se intensifican: el diferencial entre las tasas de paro aumenta más de cinco puntos en 10 años

18.07.2017 20:36

La economía de la zona euro crecerá este año un 2%, dos décimas más que en 2016, según las primeras previsiones de Funcas para la región. La recuperación se acelera por el repunte de la demanda nacional -si bien el consumo privado comienza a acusar la subida de la inflación- y de las exportaciones como consecuencia de los bajos tipos de interés, la mejora de los mercados internacionales y el mayor optimismo de consumidores y empresas. Para 2018, Funcas espera una leve desaceleración, hasta el 1,9%, por el repunte anticipado de tipos y su impacto en la inversión y el consumo privado.

A la buena evolución del sector privado hay que sumar la de las administraciones públicas, que parecen dar por finalizado el proceso de ajuste presupuestario en la mayoría de los países al mantener en positivo su nivel de consumo e inversión. Así, el consumo final de las administraciones públicas crecerá un 1,4% en 2017 y 2018.

Todo ello en un contexto en el que el déficit público ha bajado a niveles sostenibles (-1,3% del PIB en 2017 y -1,1% en 2018), si bien se ha aminorado el ritmo de reducción. Entre 2012 y 2016, el déficit público se redujo medio punto cada año, mientras que la economía europea crecía a un ritmo medio anual del 0,8%. En 2017-2018, la reducción será de dos décimas por año, cuando la previsión de crecimiento ronda el 2%. Con todo, la contracción del déficit será insuficiente para aligerar la carga de la deuda pública, que todavía representaría cerca del 90% del PIB durante los dos próximos años, 25 puntos más que antes de la crisis.

 

Tabla

La mejoría económica se refleja en el mercado laboral. La tasa de paro encadena 38 meses de caída, con una contundente reducción durante el último año. Durante 2017-2018 se crearán 4,5 millones de puestos de trabajo y la tasa de paro caerá al 8,5%, el nivel más bajo desde enero de 2009. Pese a todo, todavía faltarían 1,7 millones de empleos para recuperar la tasa anterior a la crisis.

En cuanto a la inflación, el IPC se incrementaría a un ritmo anual del 1,5% en 2017 y el 1,2% en 2018.

Aumentan las divergencias

Funcas destaca en su análisis el aumento de las divergencias entre los países -algunos combinan una tasa de paro elevada, baja inversión, una competitividad deteriorada y un fuerte endeudamiento-, lo que debilita la sostenibilidad de la moneda única. Máxime en un contexto en el que la acción del BCE está ocultando las debilidades estructurales de la zona euro, sin resolverlas.

El diferencial de las tasas de paro ha aumentado durante la última década. En 2017, los cinco países con peores resultados en materia de empleo (Grecia, España, Chipre, Italia y Portugal) tienen una tasa de paro 10 puntos superior a la tasa media de paro de los cinco países con mejores registros (Alemania, Malta, Países Bajos, Austria y Estonia). En 2007, el diferencial era inferior a cinco puntos.

Los resultados apuntan, por otro lado, a un deterioro importante del nivel de competitividad en Estados como Finlandia, Grecia e Italia. En los 10 últimos años, estos tres países han perdido más del 20% de cuota en los mercados mundiales de bienes y servicios.

Las diferencias también se dejan notar en el nivel de endeudamiento de los hogares: en 10 de los 19 países de la zona euro (entre los que destacan Países Bajos, Portugal, Chipre y Finlandia) están más endeudados que al comienzo de la crisis. En España, los indicadores de convergencia apuntan a una mejora, aunque los niveles elevados de paro y de deuda pública aconsejan no caer en la autocomplacencia.

Para paliar estas divergencias, sería preciso mantener el esfuerzo reformista en los países más afectados y fortalecer el funcionamiento de la zona euro. Es urgente completar la unión bancaria, conseguir que los créditos dudosos en el balance de los bancos europeos no afecten a la recuperación y fortalecer la gestión macroeconómica a nivel de la eurozona.