Los poderes ocultos de David

07.07.2015 13:31

De chico me entusiasmaba leer y releer el relato donde se narra el triunfo de David frente al gigante Goliat, esa épica historia en la que el débil vence al fuerte bajo los auspicios de su prodigiosa habilidad. Una honda, una piedra y ya está, Israel pone de rodillas a la corpulencia filistea.

¿Y cuáles son los poderes ocultos de la pequeña Grecia?, ¿cómo puede defenderse la anciana Hélade de la gran Alemania y su amplio séquito?

Sí, Grecia tiene poderes y puede defenderse. Ignoro, no obstante, si el todopoderoso gigante (¿o debería decir todapoderosa?) sabe que la pequeña y dolorida Grecia podría ser menos frágil de lo que parece. Tsipras sí lo sabe, sabe que su honda y su piedra son suficientes para tumbar al gigante. De nuevo, David podría vencer a Goliat.

A estas alturas de la globalización, de la que nadie escapa, todos deberíamos saber que no se mueve la sola hoja de un árbol sin que este pequeño acontecimiento sacuda, como huracán devastador, a la totalidad del bosque.

Tsipras sabe muy bien que Grecia no va a perder esta partida, sabe que juega con ventaja. Los mercados financieros también lo saben, pero no estoy seguro de que Merkel lo sepa. Pensemos que sí, para el beneficio de Europa.

Ante la sima abierta en la eurozona, Estados Unidos y China no ocultan una visible inquietud por motivos no muy distintos. Mientras, Rusia está acechando como fiera que espera lanzarse contra su presa para devorarla pausadamente, como premio a su paciencia.

Un mal paso de Merkel, un pequeño error de apreciación  y a los ciudadanos europeos se nos cae encima toda la ira de los dioses, de los verdaderos dioses que deciden el destino del mundo. Siempre surge alguien más fuerte.

Además del manido e inveterado equilibrio cambiario (de eso saben mucho Rodríguez Zapatero y Salgado en épocas difíciles para su gobierno), Estados Unidos contemplaría con irritación cualquier flirteo económico entre Grecia y Rusia, con políticas geoestratégicas como posible moneda de cambio. Muy al revés, un aliado de la OTAN en la órbita rusa, sería la guinda de un dulce pastel para los intereses geoestratégicos de Putin, más aún con el horizonte ucraniano como oscuro telón de fondo.

Si Grecia es expulsada del euro (legalmente no lo creo posible) y es obligada  a cumplir con sus acreedores en los plazos previstos, el conflicto estaría servido: Grecia podría acudir a otro prestamista, provocando un terremoto en el equilibrio económico, financiero y geoestratégico a escala global.

Obviamente, a la vista del creciente poder económico-financiero y geoestratégico de China, esta situación tampoco le resulta ajena al gigante asiático.

Parece que apretar las tuercas de la austeridad podría tener contrapartidas. El mundo es tan global que Europa ya no es solo de Merkel.

El referéndum griego del pasado domingo supone un giro inesperado y profundo en el devenir de la eurozona. Grecia ha abierto una formidable vía de agua en el trasatlántico europeo y su timonel podría no estar capacitado para continuar dirigiendo el rumbo de la nave.

Creo que los responsables de nuestro viejo continente aún no han tomado contacto, o lo han tomado de un modo muy incipiente, con el nuevo escenario abierto por el país heleno, un escenario que pronto podría ser secundado por otros estados, especialmente por aquellos que más han sufrido y sufren las consecuencias de la política de austeridad.

Hasta el peor estratega sabe que el enemigo acorralado debe creer que no todo está perdido, privándole así de su único y más desesperado aliado. En Europa, hay ciudadanos que ya no tienen nada que perder.