MÁS DIFÍCIL TODAVÍA

27.06.2016 11:37

Parecía imposible, pero una vez más queda demostrado que en el ámbito de la política nunca hay que descartar el más difícil todavía.

Los ciudadanos españoles han vuelto a poner a prueba la capacidad de sus representantes políticos para gestionar un escenario muy complejo de gobernabilidad. Si las líneas rojas no dejan paso a la flexibilidad, no tardaremos en vislumbrar unas terceras elecciones generales.

Superando todos los pronósticos y rozando lo inexplicable, el Partido Popular ha rebasado holgadamente los registros de los comicios anteriores, aunque todavía lejos de las mieles de la mayoría absoluta. Por su parte, el PSOE salvó el temido sorpasso. Unidos-Podemos fue incapaz de capitalizar en las urnas su fusión con Izquierda Unida, cosechando un mal resultado. Ciudadanos perdió ocho escaños con relación a los comicios de diciembre. En consecuencia, solo el PP podría sacar la cabeza entre los todavía humeantes rescoldos del 26J.

¿Quién va a gobernar?

El nulo magnetismo que Mariano Rajoy y sus huestes en el Partido Popular suscita entre el resto de las formaciones parlamentarias no nos invita a pensar en los conservadores como un candidato verosímil a renovarse en La Moncloa.

Así las cosas, se me antoja que la “gran coalición” entre el PP y el PSOE estaría más cerca de una ficción cinematográfica de George Lucas que de un escenario verosímil en la ajetreada política española. A tenor de las muy reiteradas e inequívocas declaraciones formuladas por Pedro Sánchez a tal respecto, no parece cabal creer que el líder socialista decida, bajo ningún formato, dar respaldo a Rajoy a la presidencia del gobierno.  

La aparente repulsión política entre Unidos-Podemos y Ciudadanos me impide contemplar la posibilidad de asistir a un pacto entre ambas formaciones, pero en el caso remoto de que llegase a materializarse el matrimonio, obvio es decir que esta vía presupone la necesaria participación y liderazgo del PSOE en el exótico pacto a tres bandas.

Permítanme no entrar a considerar ningún formato de posible pacto entre el PP y Ciudadanos al no sumar una mayoría mínimamente estable, ni siquiera con el eventual respaldo de Coalición Canaria.

Finalmente, los partidos nacionalistas, en otros tiempos bisagras muy bien engrasadas para hacer posible la gobernabilidad del país, ahora han quedado relegados a un papel muy secundario ante sus irrenunciables aspiraciones soberanistas, las mismas que tanta corriente de hostilidad han generado entre la mayoría de los partidos de ámbito estatal. Por ello, no contemplo ninguna opción nacionalista como un elemento de respaldo para la gobernación de España.

¿Y qué dirá el mundo financiero? De momento, solo de momento, los mercados parecen tener bastante trabajo con seguir evaluando las consecuencias del brexit. Demos gracias a Dios.