MUCHO MÁS QUE UNA TRAGEDIA GRIEGA

23.02.2015 10:55

Los pasos atrás del Gobierno Syriza ilustran mucho más allá de lo que acontece en Grecia en las últimas semanas. El gradual distanciamiento de Tsipras con relación a su programa electoral es proporcional a la impermeabilidad del sistema con todo aquello que amenaza su continuidad.

El desgarrador panorama que asola al ciudadano griego demuestra muy cabalmente que el drama heleno hace mucho tiempo que atravesó las fronteras de la vieja Hélade, casi tanto como las míticas peripecias que idearon Sófocles o Eurípides cinco siglos antes de Cristo.

En Europa, en nuestra vieja Europa, no se mueve una sola hoja de un árbol si no es meneada por la brisa del sistema. No en vano, algunos ‘sofistas’ modernos inventaron, no hace tanto, la socialdemocracia y hasta el eurocomunismo. En realidad, eran como almas caritativas que sintieron la piadosa necesidad de edulcorar la tragedia que se nos venía encima con el efecto de un devastador alud.

Con voraz ensañamiento, el sistema acusa de populismo y rebelión a cualquier intento de transformación social, eso sí, sin tener muy claro que significa rebelión o qué cosa es populismo. Permítanme que ahora no hagamos docencia.

Desconocemos si Syriza sabía que estaba prometiendo ‘El Dorado’ a sus sufridos ciudadanos. Si lo sabía, malo; si no lo sabía, peor.

Por razones como éstas decíamos recientemente desde El Catalejo que los episodios más seductores del romance entre Podemos y su teórico electorado se están escribiendo ahora. No obstante, cuando Podemos alcance su objetivo (en caso de alcanzarlo), el romance se desvanecerá como el sueño de Syriza.

Ha bastado la dudosa fiabilidad de unos tempraneros sondeos para hacer de Podemos el blanco favorito del fuego enemigo. Súbitamente, un perfecto desconocido se convierte en adalid de la corrupción y de la agitación chavista en medio de la tormenta desatada por la 'casta' más rancia y añeja. El diminuto insecto comenzó a picar y sus víctimas se rascaron hasta sacarse el aguijón. Con denuedo, el oleaje mediático hace el resto. Hasta ahí, nada nuevo.

¿Es Podemos la mejor opción posible?

Quizá nunca llegaremos a saberlo. La duda eterna será lo peor de esta historia. Como siempre, unos pocos habrán decidido el destino de la mayoría, incluso por encima de la voz de las urnas desprovista de la poción contaminada.

Para el sosiego de algunos, Pablo Iglesias y sus militantes parecen destinados al fracaso. He aquí que la tragedia no acaba en Grecia. En realidad, Grecia nunca fue el único destino de la tragedia.

Ya dijeron los metafísicos más prominentes y compulsivos de la más depurada Metafísica que estas cosas no son ni buenas ni malas, simplemente son como son.