OLLI REHN Y JUAN PALOMO

Súbitamente descubrimos - escuchando a Olli Rehn - una estrecha relación entre él y Juan Palomo, el de yo me lo guiso y yo me lo como.

¿Cómo nadie sensato iba a suponer una simbiosis tal entre un prohombre finlandés y un bandolero andaluz de épocas tan dispares?

De repente, el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios se alía con el altruista Diego Padilla, en un gesto tan loable como inesperado. ¡No, no piensen mal!, no se alía en el bandolerismo, sino en la cocina.

Pero, ¿qué ha hecho el pobre y triste ciudadano español para merecer tan inesperado regalo? 

¿Qué hizo antes para merecer tan horrible castigo?

Rehn, ha cambiado el palo por la zanahoria y nadie sabe cómo ha sido. El caso es que ha tenido a bien que España debe salir del pelotón de los torpes.

    - ¿Ha cumplido usted con sus deberes?

    - No.

    - Pues, como premió, va a dejar de ser usted el último de la clase.

    -  ¿Por qué?

    - ¡Porque lo digo yo! Pero si vuelve a portarse mal, volverá al último pupitre.

El alumno, que aún no sabe qué hizo mal ni qué hizo bien, como siempre, calla y obedece. Mientras, el paro sigue ahí, la deuda ha crecido, el déficit va a su ritmo y los precios caminan al borde de la deflación. El alumno cree que ahora está peor que antes, cuando le castigaron.  

Pero nuestro Juan Palomo, como experto cocinilla y sin par comensal, solito se lo guisa y solito  se lo come. No necesita dar explicaciones. ¿Para qué?, es un prohombre finlandés y es de la Comisión Europea. Ya está más cerca de Dios. Solo le falta tener cara de agencia de rating y manejar la prima de riesgo.  

¡Quién fuera Juan  Palomo!