OTRA VEZ EL EJEMPLO FRANCÉS

22.04.2014 11:10

 

OTRA VEZ El EJEMPLO FRANCÉS

El Perplejo Espectador siempre ha tenido una inclinación por todo lo que representa el país vecino. No en vano, ha sido calificado en no pocas ocasiones de afrancesado, traidor y hostil a los intereses de la  España una,  grande y libre frente al gabacho libertino y amoral.

 En realidad, nuestro personaje solo ha pretendido ser fiel  a un coherente eclecticismo que, en lo posible, haya cobijado en su mochila lo mejor de cada cosa (también de Francia, desde luego) para su exclusivo enriquecimiento intelectual. Otra cosa muy distinta es que haya logrado tal propósito.

 Ahora sabemos que un tercio de los diputados socialistas franceses no comparte las propuestas económicas de su correligionario, el primer ministro de la República Manuel Valls. Quién sabe si por cosas como esta nuestros vecinos franceses nunca han mostrado el mismo entusiasmo por importar modelos desde España, como el Espectador por traerlas aquí desde Francia.

Cuatro años después, el señor Valls decide emular a su colega socialista español  - entre la indiscriminada alegría ibérica -  y propone aplicar parecida cicuta a sus conciudadanos a fin de  mejorar las cuentas públicas y algunos otros desequilibrios de la economía gala.

Pero, tal vez, atendiendo a los orígenes geográficos de Valls, destapemos el motivo por el que extrañamente Francia ha decidido importar un made in Spain. A veces, las cosas no son lo que parecen.

  • ¡Se equivoca mi querido amigo!, tampoco ahora Francia ha importado nada desde España.
  • ¿Cómo?
  • ¡Sí hombre, que Manuel Valls es catalán!
  • ¡Diantre,  pues es verdad!,  ¡que lástima!

Dirimida esta pequeña anécdota, volvamos al asunto principal.

El superlativo neoliberalismo vuelve a triunfar en Europa, esta vez de la forma más estrepitosa y singular: Francia inclina la cerviz ante las huestes alemanas de Merkel.  ¡Todo está perdido, ya nada queda por defender!

A partir de ahora, ¿cómo el Espectador podrá exclamar con orgullo ajeno, ¡Vive la France!? .

¡El sueño de la Bastilla ha sido cruel y definitivamente derrotado!

Los ciudadanos galos sabrán ahora lo que es el sufrimiento, la miseria, la desigualdad y el hambre. ¡Se abrieron las puertas del infierno!

Europa -  ahora representada nada menos que por Francia - vuelve a equivocar la receta y se suministra veneno.

Cuando la tasa de crecimiento todavía es demasiado tímida, cuando habría que alentar el consumo, Francia apuesta por sujetar los caballos, por el percherón en lugar del pura sangre.

Tendrá que ser Draghi, al frente de su Banco Central, el que salve a Francia - y por extensión a una cuarta parte de Europa - como en su día salvó a España.

Draghi deberá apostar por el empleo, por las pymes y por el crédito en Francia o, si no, Europa se va al infierno. Al fin y al cabo, en Francia no es tan terrible la cifra de déficit.

Pero, por encima de todo, siempre nos quedará un tercio de los diputados socialistas franceses que supieron decirle “no” al jefe. A algunos, ni siquiera nos cabe ese consuelo.