OTROS MUNDOS

18.06.2015 09:38

Cuentan que uno de sus discípulos le preguntó a Anaximandro cuántos mundos había además del griego y que éste, después de una breve reflexión, le contestó que había tantos mundos como hombres.

“Otros mundos”, dicen que murmuró, en un tono desdeñoso, el discípulo tras escuchar la respuesta del maestro.

El discípulo en cuestión solo mostraba interés por su mundo, el resto le resultaba ajeno, extraño, no se sentía solidario con todo lo que quedaba oculto tras su horizonte conocido.

Por su parte, nuestro anciano y sabio geógrafo Anaximandro, no andaba muy descaminado con su respuesta, dando muestras de un conocimiento profundo de la naturaleza humana, cuya ‘cartografía’ ya esbozó tímidamente allá por el Siglo V antes de Cristo.

Nosotros mismos, cuando queremos expresar la idea de que alguien es ajeno a lo que acontece a su alrededor, solemos decir que fulano vive en otro mundo.

En las últimas semanas he tenido ocasión de ojear las más recientes publicaciones elaboradas por dos instituciones económicas de reconocido prestigio. Ambas han mostrado una visible coincidencia en algunos de sus principales postulados. Me refiero a sendos informes del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco de España.

Los dos aportan diversas recomendaciones al Gobierno español, especialmente orientadas al mantenimiento, cuando no a la instauración, de nuevas medidas de restricción económica y presupuestaria. En definitiva, tanto el organismo internacional como el regulador español aconsejan al ejecutivo de Rajoy enroscar un poco más la tuerca del rigor.

Trataremos de huir de los tópicos para encontrar un sentido lo más simple y aséptico posible a tales formulaciones.

El FMI y el Banco de España están obligados a esparcir visibilidad y certidumbre sobre el futuro económico del conjunto social, obviamente cada uno dentro de su marco competencial. La lógica que guía a ambas instituciones es muy sencilla: ya que los factores aleatorios de posible distorsión económica son ilimitados, al menos tratemos de acotar los riesgos predecibles mediante las herramientas del análisis objetivo.

Lejos de producir alarma, este método debería suponer un claro factor de sosiego social, es más, debería hacer cómplices a los ciudadanos de la ímproba tarea de procurar un indiscriminado horizonte de confort económico.

Entonces, ¿cómo se explica la aversión que ambos informes han suscitado en un conjunto muy diverso de la sociedad?

No es muy difícil encontrar los elementos de conflicto.

Como recientemente hicimos al referirnos a los políticos, volvemos a apelar a la ejemplaridad para indagar en este resbaladizo asunto.

Cuando menos, parece una inoportuna excentricidad – algunos no dudan en calificarlo de burla - solicitar rigor a terceros, cuando el solicitante flirtea con la opulencia. Sobre este asunto, creo recordar que, pese a que el nivel de sus emolumentos ya era un territorio vedado para no pocos mortales, los principales responsables del FMI y del Banco de España se procuraron sendas subidas de salario al poco de aterrizar en sus actuales cargos.

Una vez más parece incuestionable - haciendo abstracción de cualquier otra consideración - que el principio de ejemplaridad, en determinados cargos de responsabilidad pública, constituye una exigencia irrenunciable que no puede ni debe someterse a condición alguna.

También podría resultar difícilmente comprensible desde una óptica estrictamente psicológica, que sujetos absolutamente ajenos a las difíciles condiciones de vida que genéricamente suelen derivarse de una coyuntura de crisis económica, recomienden severos ajustes en los fundamentos económicos, agravando aún más las consecuencias sociales del crash en el corto y medio plazo.

Bien es cierto que este último razonamiento podría topar con todo un universo de contraargumentación al no fundamentarse en criterios objetivos. No obstante, la solidaridad es una virtud que muy a menudo produce incontables beneficios, aunque no siempre sean matemáticamente mensurables.

“¡A mi no me pagan por ser solidario, me pagan por hacer de pepito grillo, buscando siempre el mejor beneficio para la economía del país!”, me dijo hace años un amigo que aún se dedica a idear estrategia financiera en la administración pública. 

Hasta aquí lo que me había propuesto apuntar escuetamente sobre este espinoso asunto en el que la ejemplaridad y la solidaridad se entrecruzan inevitablemente