- ¿No tiene trabajo?
- No señor
- Pero, ¿lo está buscando?
- No señor
- Entonces, ¿Cómo va a encontrarlo?
- ¿Qué más da?, no lo encontraré aunque lo busque.
- Ah ya, ¿usted es de los que no se cree las estadísticas?
- Nadie, de los que yo conozco, ha encontrado curro en los últimos 8 años. Solo un primo segundo de un amigo de mi concuñado encontró uno de repartidor de pizzas por un par de horas y tenía que ser ingeniero agrónomo y enseñar el certificado de un máster en 14 idiomas más el inglés. Le pagaban 30 céntimos la hora y tenía que poner la moto y la gasofa.
- ¿Y qué piensa hacer?
- Estoy pidiendo en la puerta de la iglesia.
- ¿Y le da para comer?
- Cada vez menos porque también ha llegado la crisis a la iglesia. Viene muy poco personal a rezar.
- ¡Vaya hombre!, lo siento.
- Pero parece que desde que han echado al Rouco, viene algo más de público, no sé si por devoción o a comerse las hostias, que hay mucha necesidad. El caso es que ahora me da para un bocata de mortadela y hasta para media frasca de Valdepeñas.
- Bueno hombre, ¡qué bien!
- No se crea, que hay una rumana en la otra esquina de la puerta que me mira con muy mala hostia.
- ¿Y que piensa hacer?
- Tengo pensado irme a Rumanía a pedir a la puerta de una iglesia ortodoxa que dicen que tiene más militancia. Me han dicho que allí pide limosna un mogollón de españoles, algún alemán y, últimamente, hasta algún chino.
- ¿Y que ventajas tiene pedir en Rumanía?
- Pues verá usted, baja el paro en España y aprendo idiomas con futuro. Además, si va el Rajoy de visita, igual le puedo pedir curro a la cara, como componente de la colonia española en Rumanía. Ya ve si tiene ventajas.
FIN