¿Quién es Pinocchio?

18.08.2014 08:17

Como suele suceder cada dos meses, aquel día llegó el recibo de la luz (un acontecimiento no muy trascendente en mi hogar) y, cosa extraña, abrí el sobre para echarle un vistazo. Debe ser que no tenía nada mejor que hacer.

Veo la cifra y me digo: seguro que me he confundido de columna. Vuelvo a mirar, y aterrado caigo en la cuenta de que no, no me había confundido de columna, sin duda era el total a pagar. Un pastón.

Juré hasta en las lenguas muertas y me apresuré a llamar al teléfono de atención al cliente de la compañía eléctrica, con la seguridad de que bien me podría haber ahorrado la llamada.

Tras darme una serie de explicaciones pintorescas y recitarme fielmente el recibo que yo mismo tenía delante de mis ojos, me propusieron (como algo excepcional) que yo mismo mirase el contador (no tengo ni idea de dónde está ubicado) y que les dijera la cifra que había leído. Alternativamente, me propusieron que desconectara el diferencial de la casa y después mirase el contador para constatar que no estaba en funcionamiento. 

Les pregunté si me podrían enviar un operario a mi domicilio para llevar a cabo tales actividades. Mi interlocutor me dijo que no estaba seguro de ello pero que, en tal caso, no podía descartar que me facturaran la visita. No podía creerlo.

¡Ya ve usted, para verificar si el importe de su recibo de luz es excesivo, no hay nada como pagar un poco más y quedará satisfecho!  

Recuerdo que el pasado 30 de julio, el INE dijo - en su nota de prensa sobre el IPC adelantado de ese mismo mes - que el precio de la energía eléctrica había bajado.

Por otra parte, la compañía eléctrica me confirmó que el contrato que tengo suscrito con ellos contempla una tarifa plana durante dos años.

Y ante este hecho, que parece generalizado en julio, ¿qué dice el Gobierno?

Nada, el Gobierno no habla. Las vacaciones lo ha enmudecido.  

¡Por  cierto!, en julio estuve una semana ausente de mi domicilio y me resisto a creer que consumo más energía cuando no estoy que cuando estoy en casa.

En fin, me pregunto quién es el Pinocchio de esta  historia. Mientras alguien me resuelve el enigma, me voy a comprar el pan.

FIN