CÓMO ACABAR CON EL PARO EN UN SANTIAMÉN

19.01.2015 11:13

Con el paso de los años tendemos a dudar de las verdades absolutas, nos volvemos tan circunspectos ante  los grandes principios como el científico frente a la Estadística. Y es precisamente que la Estadística juega un papel protagonista en el ámbito de la Economía y, muy especialmente, en todo lo concerniente al área laboral.

Dicho con todos los respetos para la Estadística y, sobre todo, para los estadísticos, creo que los científicos tienen alguna razón en mirarla de soslayo.

¿Recuerdan lo de la ración de pollo para dos?

Esto se hace evidente si leemos el último informe de Oxfam Intermon sobre la distribución de la riqueza a escala mundial. https://www.oxfamintermon.org

Recientemente hemos oído al presidente del Gobierno afirmar que el país creará un millón de puestos de trabajo entre los años 2014 y 2015.

¿Es una promesa electoral o un farol?

Tanto nos daría.

Sin embargo, es posible que tal afirmación no sea del todo un frívolo brindis al Sol. La Estadística es capaz de obrar milagros como el planteado por Rajoy y aún mayores.

Si una persona encuentra trabajo por unas pocas horas mediante los conductos legales, inmediatamente pasará a formar parte del universo de la ocupación. En teoría, este escenario podría multiplicarse hasta acabar con el desempleo en no mucho tiempo.

Por este procedimiento no solo podrían emplearse los  4,5 millones de personas paradas en 2014, sino multiplicar exponencialmente esa cifra en solo un abrir y cerrar de ojos.

¿Milagros del Gobierno?

No, milagros de la estadística.

Es por ello que este tipo de afirmaciones suelen carecer de valor en el despiadado terreno de la realidad, aspecto por el cual también debemos poner la lupa sobre  cualquier exégesis de las cifras que arrojan los datos oficiales.

Esta reflexión nos pone un grueso punto de interrogación sobre el ritmo de creación de empleo que nos apuntan las estadísticas. Tal escenario perjudica más que beneficia la realidad económica del país. A la vista de esto, no es raro que exista una creciente divergencia entre la evolución de la economía desde la perspectiva oficial y la percepción que de ello tienen los ciudadanos.

Como sucede con el viejo paradigma del pollo para dos, los elementos de interpretación y cuantificación estadística (ajenos a la voluntad de sus profesionales) constituyen el elemento clave que distorsiona el escenario real de las cifras, que probablemente poco o  nada tienen que ver con la idílica situación del país que nos sugiere el Gobierno.

Inmediatamente nos apresuraremos a precisar que el intento político de edulcorar la realidad económica no es patrimonio exclusivo de un solo partido. En este terreno, el principio de la distribución equitativa, parece funcionar con mayor eficacia que en la Estadística.

Así pues, la perspectiva que nos ofrece el horizonte económico distorsionado por la estadística, solo proporciona una herramienta útil para salir del paso ante las distintas instituciones oficiales o paraoficiales de control y/o cuantificación, pero se opone frontalmente a un escenario realista.

El principal riesgo de este tipo de prácticas consiste en que, no solo alejan los datos del escenario real, sino que lo enmascaran de tal manera que impide un necesario, puntual y correcto diagnóstico.

Por tanto, no debemos sorprendernos si en el futuro cercano el ritmo de crecimiento del consumo privado es visiblemente más pausado que el ritmo de generación de empleo, como tampoco debe sorprendernos que las tasas de crecimiento del PIB eventualmente no sean consistentes con la evolución del mercado laboral.

Ahora comprenderán ustedes que, en el momento de comerme un pollo, intente sentarme a la mesa solo mejor que acompañado.