¿De Madrid al cielo?

Ya ausente un año y medio de mi ciudad natal, me he enterado de que las cosas siguen más o menos igual por los madriles. De Madrid al infierno.

Tenía la esperanza de que nuevas caras asomaran en el distraído universo de la política madrileña, pero Esperanza me ha hecho volver a la desesperanza. Más animal político que nunca, 'la Espe' siempre nos devuelve a la realidad, haciendo inútil cualquier intento por rescatar el viejo dicho castizo. Ya saben: “De Madrid, …”.

Qué cosa extraña tendrá la Espe que, como Ave Fénix, siempre resurge de sus cenizas. De liberal a popular, de popular a populista, de populista a presidenta del Senado, de presidenta del Senado a presidenta de la Comunidad y de presidenta de la Comunidad a presunta alcaldesa. Todo ello desde el palco de su querido Madrid.

No hay corrupto que se la resista (aunque no los vea), ni miembro del partido que no se cuadre ante su gallardo paso castrense. Ni el mismísimo Rajoy se atrevería a estornudar, si la Espe le está merodeando.

¿Qué tendrá Esperanza que nos consume la esperanza?

Y, aunque Antonio Carmona (candidato del PSOE a la alcaldía de Madrid), sale por la tele y es hombre de buen hablar y mejor cacarear, ya sabe que es un cadáver en la carrera por el Ayuntamiento ante la impresionante figura que emerge de entre las palomas del viejo Palacio de Comunicaciones de la villa y corte.

Sí, nadie como la Espe para poner de rodillas a los autobuses de la EMT o a la autoridad municipal tras singular carrera por las callejuelas de la ciudad, con bronquita y multa incluídas.

¡No me toquen a la Espe que me irrito!, gritan un mogollón de incondicionales, mientras rezan a la incombustible con fervor para ganar las municipales con votos y con honor.

“¡Ni Espe ni Espa!, ¡aquí estoy yo para mandar callar al mismísimo bigotes (por el Aznar) si se cruza en mi camino  a la alcaldía de mi Madrid!”.

Ni el caloret de la Barberá puede compararse a la grandeza imperial de la Espe más despendolá.

¡Aprende Rita de la más bronquitas!