El doble ejemplo escocés

19.09.2014 08:56

Escocia ha dicho no a la independencia, pero el proceso de consulta ha sido un ejemplo de democracia para el mundo entero y, en particular, para países tradicionalmente reticentes a consultar a sus ciudadanos.

Ahora, cuando ya conocemos el resultado del referéndum escocés, un mínimo sentido de la honestidad nos obliga a repartir tantas felicitaciones como reproches.

El primer ministro británico, David Cameron, supo entender que el viejo espíritu de la Carta Magna no podía negar al pueblo escocés el derecho a decidir sobre su futuro, fuera o no ligado al del Reino Unido. En contraste, por aquí, el Gobierno de Rajoy (no en solitario) ha decidido que la Constitución de 1978 aún es demasiado joven para comprender que la voluntad de un pueblo no puede amarrarse con la ley.

Muchos de los que no compartimos la óptica independentista, sí entendemos que el  futuro de un pueblo corresponde a sus ciudadanos y solo a ellos. Qué menos que tener la oportunidad para manifestar sus preferencias.

Por algún motivo (ya tendremos ocasión para escribir largo de ello), los gobernantes de España siempre han creído que sus funciones están por encima de la voluntad de los ciudadanos. En una democracia, nada más lejos. Genéricamente, es verdad que las sociedades siempre han ido por delante de sus gobiernos, pero en el caso español, esto es particularmente evidente.

La obsesión de los gobernantes españoles por el tutelaje ilimitado de sus ciudadanos, ha sido una constante a través de los tiempos y más allá de las ideologías.

Podemos compartir o no el espíritu independentista de algunos de nuestros conciudadanos, pero debemos ser extremadamente cuidadosos con el espíritu de la democracia, la misma que nos obliga a escuchar la voluntad de los pueblos, de todos los pueblos.

Podemos entender o no los anhelos soberanistas de quienes reivindican su independencia, pero los que estamos comprometidos con la democracia debemos rechazar la mordaza como argumento de disuasión. Este es el gran ejemplo de Escocia, un pueblo que ha tenido la oportunidad de decir “no” a su independencia.