EL LIBRE VUELO DE LAS ONDAS
El cese de las emisiones de Catalunya Ràdio - como de cualquier otra emisora - en la Comunidad de Valencia - como en cualquier otra comunidad - se nos antoja tan estéril como tratar de poner puertas al campo. Sí, podemos intentarlo, pero nuestro propósito fracasará una y otra vez ante el libre vuelo de las nuevas tecnologías en beneficio de la sociedad del conocimiento.
El Perplejo Espectador escuchaba ayer con un cierto aire de incredulidad como una ley (Ley General de Telecomunicaciones) puede mutilar los oídos de todas aquellas personas que, por diferentes motivos, quieren escuchar la voz que habla a solo unos pocos kilómetros de su área territorial. Nuestro personaje pensó que ningún interés político, económico o de cualquier otra naturaleza debería impedir que cada cual ejerza el derecho a escuchar la emisora que desee.
- ¡¡Ojalá pudiera escuchar Catalunya Ràdio, Radio Euskadi o Radio Jerez no solo en Valencia, sino también en Madrid, en Sevilla o en A Coruña!! dijo para sí nuestro Espectador.
- Así podría saber qué pasa por aquellos lares, en qué ajetreos andan metidos. Es una propuesta barata e inofensiva para viajar, para conocer a las gentes, saber qué piensan, acceder a sus costumbres, en definitiva, a su cultura.
¿Qué clase de ley puede prohibir que tratemos de conocernos a distancia?
A lo largo de los años, el Perplejo Espectador – siempre rebosante de dudas y preguntas - ha llegado a unas pocas certezas. Pues bien, una de ellas es la absoluta convicción de que el conocimiento es la llave de la comprensión y la ignorancia su cerrojo. Nuestro personaje cree que siempre es mejor abrir puertas que cerrarlas.
Ahora que el Perplejo Espectador vive en Catalunya, disfrutando de sus gentes, de sus costumbres, de su cultura, sería un poco más feliz si supiera que aquí podría escuchar todas las emisoras del mundo y que todas las emisoras de Catalunya podrían llegar a todos los rincones del planeta pero, para esto, quizá debamos confiar más en la tecnología que en los poderes.