España continúa amenazada por el riesgo de deflación

13.08.2014 13:06

La reducción de la inflación en 4 décimas hasta una tasa interanual del -0,3 por ciento en julio nos ha recordado abruptamente que la amenaza de la deflación sigue instalada en España con todos los riesgos que supondría para la economía, en el caso de cristalizar.

 

Si bien la deflación no se produce técnicamente hasta que los precios permanecen en zona negativa durante un periodo prolongado de tiempo, el hecho de que un país no logre remontar en materia de precios es un síntoma de que el consumo continúa estancado, generando serias dificultades en el proceso de la espontanea formación de precios.

 

Ahora no viene al caso recordar aquí toda la gama de inconvenientes que la deflación supone para una economía. De ello fue un buen ejemplo Japón durante casi dos décadas.

 

Las autoridades económicas y monetarias no solo deben hacer todo lo posible para evitar la deflación, además tienen que estimular el consumo lo que, en el caso español, se antoja un proceso particularmente lento lastrado por su elevada tasa de paro.

 

Lamentablemente, algunos no podemos compartir el entusiasmo del Gobierno cuando éste se refiere a los logros en materia laboral después de que el desempleo haya encadenado varios meses de descenso. La calidad del empleo generado no da para mucho en el ámbito del consumo sostenible.

 

Una importante proporción del empleo que absorbe el país es de pésima calidad hasta el punto de que en los últimos meses ha brotado una nueva figura descriptiva en la materia como es la de “trabajador pobre”.

 

Hay que pasar página lo más rápidamente posible de aquellas medidas que empobrecieron el país en beneficio de una veloz y desproporcionada reducción del déficit público, cuyas consecuencias algunos ya han pagado irreversiblemente y otros las seguirán pagando durante mucho tiempo.

 

Suerte - sobre todo para ellos - que los que idearon esa depredadora política económica no tendrán que dar cuenta de ello ante algún tribunal de justicia, o eso creo.