LA LECCIÓN DE ANDALUCÍA

23.03.2015 02:53

El resultado arrojado este domingo por las urnas en Andalucía bien podría interpretarse como un avance aproximado de lo que acontecerá en el apretado calendario que aún nos queda de este largo año electoral.

En términos de extrapolación a los próximos comicios municipales y generales, podría decirse que el PSOE ha frenado el incesante deterioro electoral que venía acumulando desde su derrota de finales de 2011, mientras el Partido Popular continúa en caída libre y Podemos irrumpe en el escenario político con vitola de posible alternativa de poder.

Ciudadanos – todavía unos cuantos peldaños por debajo de Podemos - podría convertirse en un dolor de cabeza para el nacionalismo catalán, además de representar un verosímil factor de fragmentación del voto conservador, un hito molestamente novedoso para los intereses del Partido Popular a escala local y nacional.

Careciendo todavía de una explicación de cabecera, Izquierda Unida parece la principal víctima de esta marejada y quedaría relegada a un lugar meramente testimonial en el espectro político nacional mientras UPyD pierde lo poco que tenía, aparentemente, en favor de Ciudadanos.

Explicar a estas alturas la debacle del Partido Popular en Andalucía sería un ejercicio tan reiterativo como innecesario. Su imperativa e innegociable política a escala nacional pasa y seguirá pasando factura en el futuro.

A este respecto solo añadiremos que una parte no pequeña del electorado conservador aún sigue sin entender los motivos que llevaron a tomar ciertas decisiones (sobre todo en el ámbito económico) y qué razones hubo detrás del incumplimiento de una parte sustantiva de las promesas contenidas en el programa electoral del partido liderado por Mariano Rajoy.

Pese a lo mucho que queda por hacer, la cultura de la información ha avanzado exponencialmente en los últimos años y las urnas ilustran mucho sobre ello. El voto gratuito ya es minoría y el voto cautivo comienza a ser una reliquia en vías de extinción.

Decíamos recientemente que el bipartidismo en España  podría tener los días contados y que Andalucía podría ser un claro anticipo de ello.  Aunque todavía en forma de maqueta a pequeña escala, así ha sido.

Los dos grandes partidos que tradicionalmente se han alternado en el poder, a partir de ahora difícilmente alcanzaran mayorías absolutas y, para hacer posible la gobernabilidad, se verán obligados a pactar y a pactar con nuevos interlocutores que ya no procederán de las tradicionales ‘bisagras’ nacionalistas.

Esta vez los sondeos acertaron y Andalucía nos ha confirmado que el mapa político de España ya está experimentando una profunda transformación lo que, de un modo inmediato, va a exigir un mayor compromiso de los partidos con sus electores y con sus programas. Si es así, habrá ganado el ciudadano.