07.08.2014 11:09
La cosa no viene de ahora. Hace mucho tiempo que agosto dejó de ser el descanso del guerrero inversor.
Esta mañana me topé casualmente con un amigo que llevaba consigo un maletín lleno de títulos bursátiles y me sorprendió ver su cara de felecidad en plena tormenta financiera (el Ibex cumplió ayer su quinto descenso consecutivo).
- ¿Cómo es que estás tan feliz entre tanto porrazo bursátil?, le pregunté.
- Ya sabes, cuanto más baje ahora, más subirá después, contestome.
- Pero, ¿no te preocupa Ucrania, la recesión italiana, los pedidos industriales alemanes y la intervención del Espirito Santo?, volví a preguntarle.
- En absoluto. Nada de esto es clave para los mercados.
Ya sabes, estamos en agosto y este es el mejor momento para hacer esa corrección que todo el mundo estaba esperando.
- Vale, vale.
Mi amigo y yo nos despedimos.
Él, se fue canturreando alguna coplilla de "La Piqué", mientras daba un gracioso saltito, juntando los talones en el aire. Ni por un momento, soltó su maletín cargado de papeles y primas de riesgo.
Yo, me fui silvando una vieja canción de Bartolo Tomé, cuyo estribillo decía: "vengo con la bolsa llena de alegría y olé".