España es, por méritos de este Gobierno, el país donde cualquiera querría vivir. Un país de fantasía.
¿Quién podría rechazar la tentadora oferta de vivir y disfrutar de la locomotora económica europea y parte del extranjero?
¿Quién no ha soñado alguna vez en su vida con pasar de irremediable intervenido a seguro interventor?
¿Qué otro país del mundo se ha mostrado tan seguro de su sistema sanitario que ha decidido importar de África a sus enfermos de ébola?
España, un país donde la policía siempre es la primera en llegar, pase lo que pase.
No, no se esfuercen, no expriman su imaginación porque no encontrarán en ningún rincón del planeta algo parecido al milagro español.
¡España asombra al mundo!, ¡venga aquí y no podrá creerlo!
Crecemos tanto que el desempleo no es un dato verosímil, sino una anomalía estadística, o mejor, una perversión de la propaganda marxista.
Como también lo fue poner plazo a una intervención soberana que se ha mutado en colocar a un interventor español en la cúpula del poder bruselense ¡Qué grande eres Cañete!
Y, por si alguien lo duda, el sistema sanitario español nunca falla - ¡faltaría más! - pero, si por alguna inverosímil circunstancia llegara a fallar, sería porque algún antipatriota mentiría.
¡A qué espera!, ¡venga a España!, un país de donde nunca querrá (*) salir!
¡Viva España, coño!
(*) Fe de erratas, donde dice querrá, debe decir podrá.
FIN
